No sabemos cómo va a ser la vida después de esta pandemia: todavía no hemos podido comprenderla, y menos predecir todas sus consecuencias. Pero sí podemos intentar comprender cómo está cambiando nuestra percepción e interpretación de las situaciones, para intentar vislumbrar la posible dirección en la que se moverá ese futuro incierto.
Algo seguro es que cambiará nuestro comportamiento, aunque no podemos determinar con qué intensidad. Es decir, por un lado pensamos que no seremos tan íntimos con los demás y ello afectará a la forma de saludarnos, despedirnos y relacionarnos; y por otro, el confinamiento ha puesto en evidencia que necesitamos a los demás.
¿Cómo va a cambiar la crisis que ha provocado el Covid-19 nuestro proceso de decisión? Estas son las conclusiones que sacamos de la reflexión.
- De soluciones perfectas a “learning by doing”: Los cambios son cada vez más rápidos y por tanto tendremos que aprender a probar más rápido, escuchar posibles mejoras e implantarlas de la forma más rápida y económica posible.
- De procesos rutinarios a gestión del cambio en los procesos; ¿Lo que se hacía bien ayer, hoy lo podemos mejorar?
- Va a hacer falta mucha resiliencia, para poner en positivo las críticas y las situaciones y sacar el mejor provecho de ellas.
- La incertidumbre se va a quedar por un tiempo y va a condicionar nuestros planes. Los llamados “cisnes negros” se van a hacer más visibles y se van a incorporar a los planes de negocio.
- El “cómo me hace sentir una decisión” va a condicionar al proceso de decisión para compensar la incertidumbre.
- Como decía Maslow, actuamos para satisfacer necesidades, empezando por las más básica. Creo que entre ellas va a aparecer la salud como colectivo, y el bien común. Preservar el planeta va a ser una necesidad de seguridad para nosotros y las generaciones futuras.
- El sufrimiento existe: No hemos nacido para sufrir. El sufrimiento es la forma de aprender a superar aquello que no podemos conseguir.
- Nada va a quedar obsoleto. Seguimos estudiado a los griegos en filosofía, a los romanos en derecho y a Newton en física; y aunque todos han quedado superados, los necesitamos para comprender las nuevas situaciones. Somos fruto y consecuencia de nuestro pasado, no solo no podemos renunciar a él, sino que lo necesitamos para construir un futuro mejor.
- Garantizar los mínimos antes que los máximos: Que nadie pase hambre ni privaciones, aporta mucho más valor a la sociedad y a la economía que una gran ganancia individual.
- Si le economía es global, va a ser necesaria la sociedad global en la que se gestione de forma coordinada los nuevos problemas globales como la salud, el terrorismo, la corrupción, las reglas de comercio y la gobernanza de los países.
- Los acuerdos serán por convicción, ya que no podemos obligar a ningún país a cumplir lo que no quiera cumplir (véase Corea del Sur).
Y ante todo este panorama solo nos queda nuestra capacidad de observar lo que sucede y como nos afecta, para comprender mejor cual va a ser nuestra conducta futura y el sentido que todo ello tiene para cada uno de nosotros.