Una organización trascendente es aquella cuyos empleados practican la atención plena, eliminando todo lo innecesario y poniendo la atención en lo que es vital para su propósito corporativo.
Las consecuencias de aplicar el MindfulWORK en una organización, son también los tres beneficios principales que se obtienen:
1. Organización Atenta. Una organización que practica el MindfulWORK percibe aquello que aparece en cada momento y, sin querer cambiarlo ni juzgarlo, analiza cómo le afecta para actuar de la manera más adecuada.
- Es una organización atenta a los clientes, a los trabajadores, a los proveedores y a otros grupos de interés. Por este motivo es capaz de percibir satisfacciones, insatisfacciones, tendencias, nuevas necesidades, oportunidades, amenazas, etc
- Es una organización atenta a su propio estado de ánimo, las alteraciones que se producen y sus causas. Mide el nivel de satisfacción de sus empleados y detecta si éste mejora o empeora y cómo la satisfacción (SER) se transforma en acción (HACER) y los resultados de todo ello. La satisfacción se mide a través de variables como el nivel de integración, participación, realización, aceptación, acompañamiento, etc.
Y todo ello condiciona el rendimiento, tanto de forma individual como colectiva.
2. Organización Calmada. La calma aparece tras la eliminación de los temores y las dudas sobre el propósito de la organización: lo que quiere ser y la forma en que lo está consiguiendo. La calma surge, además, de la adecuada gestión de la energía positiva generada por los logros y de la negativa generada por los fracasos, las contradicciones, los errores, etc. Una organización que practica el MindfulWORK no permite que la primera se transforme en ego o prepotencia, ni tampoco que la segunda lo haga en desánimo, falta de autoestima o desconfianza en el proyecto; sino que las gestiona adecuadamente para transformarlas en aprendizaje, en mejora y en aceleración del proyecto. Ya no existe lo bueno ni lo malo, sino lo que se quiere conseguir y lo que no se consigue.
Desaparece también la competencia interna: no competimos sino con nosotros mismos, es el auto-reto. No se trata de ser mejores que nadie, sino de estar más cerca de nuestro reto que ayer. Es lo que realmente motiva y mueve a las personas. Con la calma, desaparecen el ego y el orgullo y llega la humildad, que aumenta la atención y la motivación para perseverar en la consecución de los objetivos.
La calma junto con la atención en el momento presente, hacen desaparecer el ego para que aparezca la compasión, que aumenta y centra la atención. Todo adquiere un nuevo sentido cuando el propósito es ayudar; ayudar al cliente, al compañero, al equipo, al departamento, al proveedor…
3. Organización Orgánica. Sobre todo, un rasgo que caracteriza a una organización Zen es que está viva. Como todo ser vivo está en cambio constante, para garantizar su supervivencia con el mejor rendimiento y al menor coste energético posible. Ser consciente de esta necesidad de cambio o adaptación constante, requiere buscar la sencillez en todo lo que se hace (no lo simple); requiere de una reflexión constante y continua de lo que hace, cómo lo hace y el resultado que obtiene. Cada célula, órgano o sistema, participa en las decisiones que le afectan y aporta valor a la decisión final.
Una organización trascendente no cambia lo que hace, sí cambia cómo lo hace y el resultado de hacerlo. Para ello, necesita plantearse un nuevo modelo de organización en el que dar cabida a todo el potencial que se activa al convertir el proyecto en un proyecto de todos.