Aun falta un mes para el año nuevo, que suele ser momento de hacer balance y definir los propósitos de mejora para el futuro inmediato, y deseamos proponerte una guía práctica para identificar tus objetivos de mejora y conseguirlos con mayor probabilidad.
¿Qué nota pondrías a tu rendimiento profesional? ¿Y a tu satisfacción profesional? Son muy parecidas, ¿verdad? Puede que incluso no tengas claro dónde termina una y empieza la otra. De hecho, no se pueden separar, rendimiento y satisfacción son la cara y la cruz de una misma moneda. Se refieren al mismo hecho visto desde dos ópticas diferentes.
El rendimiento personal tiene que ver con cómo te valoran los demás, y la satisfacción con el sentido vital que encuentras en tu trabajo.
No se trata de hacer más, si no de saber qué hacer. La respuesta no se encuentra en el ajetreado día a día; hay que buscarla en el largo plazo, en lo que quieres ser y en lo que quieres aportar a la sociedad como profesional. A partir de ese concepto, puedes empezar a planificar, a priorizar y a gestionar lo que te hará llegar antes allí.
Como dijo el filósofo griego “No llega antes el que va más rápido, sino el que sabe adónde va” (Séneca).
No es posible mejorar todo lo que no nos gusta; resulta imprescindible seleccionar, y apostar por aquellas áreas en las que nos sentimos más a gusto. Son los ámbitos en los que nos acabaremos especializando y que potenciarán que seamos bien valorados.
Este es el plan que te proponemos:
- Haz una relación de las cosas que crees que tendrías que hacer para ser quien quieres ser. No diferencies lo personal de lo profesional, simplemente anota todo lo que aparezca en tu mente durante la reflexión. Enseguida verás que son cuestiones de largo recorrido, cosas que tendrías que hacer siempre como, estar más tiempo con familiares y/o amigos, hacer deporte, estar menos tiempo en el trabajo, estudiar alguna materia, relacionarte profesionalmente, etc.
- De la lista anterior, elige una cuestión profesional y otra personal y márcate un objetivo para el 2020. Por ejemplo, hacer deporte 3 veces por semana, visitar a tus padres cada dos semanas o hacer un curso.
- La mejor manera de cumplir estos objetivos es que aparezcan en tu agenda, así es que coloca en tu agenda los momentos y el tiempo que dedicarás semanalmente a esas actividades.
- Deja pasar 3 semanas, que es el tiempo que recomiendan para convertirlas en rutina. No te desesperes si en ocasiones incumples lo previsto, eso pasa siempre; pero márcate un objetivo y evalúa periódicamente (ya sea cada mes o cada trimestre) el nivel de cumplimiento y en base a los resultados decide que hacer.
Sigue estas 4 pautas y te darás cuenta de que no te falta tiempo para hacer el resto de tareas, sino que se ubican perfectamente a su alrededor.
Más aun, pasado un tiempo vuelve a hacerte las preguntas del principio y veras cómo han mejorado tus notas…