5 claves para mitigar los efectos económicos de la guerra de Ucrania en el sector agroalimentario

Hoy 15 de marzo agricultores y ganaderos salen a la calle -una vez más- para reivindicar una solución a la situación límite que atraviesan, y  que se resume en no poder repercutir los aumentos de costes que sufren en los precios de venta de sus productos. En realidad, el sector agroalimentario padece una delicada situación de márgenes desde hace tiempo, que se ha visto agravada como consecuencia de la pandemia, de la política energética europea y recientemente, de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

La salida del Covid-19 supuso un aumento generalizado de los precios como consecuencia del exceso de demanda (los productores no eran capaces de servir todo lo que sus clientes necesitaban), provocando paradas en las líneas de fabricación y aumento de los precios de venta de componentes y materia primas.

Por otro lado, hace ya más de un año, que venimos asistiendo a un aumento progresivo de los precios de la energía (gas, electricidad), que pone de manifiesto una mala planificación estratégica en este ámbito por parte de Europa y muy poco interés por solucionar la escalada de precios, y que la energía esté alcanzando precios muy elevados.

Por último, la invasión de Ucrania, iniciada por Rusia el pasado 24 de febrero, ha sido la gota que ha colmado el vaso, provocando un desajuste mundial en el precio del petróleo y del gas que se ha tenido un efecto multiplicador del resto de problemas antes mencionados. Además, siendo Ucrania uno de los principales productores de cereales y aceite de girasol de Europa, se ha producido una situación de escasez y de incremento de precio de estos productos.

Ante esta situación, que afecta directamente al sector agro-ganadero, ganaderos y agricultores no tienen otra solución que intentar compensar los costes, ya que su capacidad de repercutirlos en los precios de venta es muy limitada, por no decir nula, como se ha podido comprobar en el pasado.

Entonces, la pregunta es: ¿qué podemos aprender de esta situación y cómo podemos transformar los riesgos en oportunidades para protegernos ante futuras situaciones similares?

Mis recomendaciones son:

1. Reducir los precios efectivos de compra. No es tarea fácil, porque precisamente es el aumento de precios uno de los principales agentes de esta situación, pero puede mitigarse el impacto de este incremento a través de acciones como:
• Alianzas de compra para obtener mejores precios o ventajas financieras.
• Financiación de proveedores estratégicos. Negociar descuentos por cantidad o por pronto pago.
• Teniendo más de un proveedor.

2. Reducir la dependencia de la energía externa. En este caso, el objetivo es doble, por una parte reducir y optimizar el consumo de energía y por otra, y en la medida de los posible, producir nuestra propia energía. Esto no solo redunda en nuestros costes, también en la sostenibilidad y en el medio ambiente. Por ejemplo, estas son algunas de las acciones que pueden ayudar:
• Instalar y utilizar energías renovables dedicando a ello tanto los tejados de nuestras instalaciones como parcelas improductivas y bien orientadas.
• Implantar sistemas de ahorro de energía. Por ejemplo:
- Corrección del factor de potencia con la compañía eléctrica
- Reducción del consumo con políticas y acciones orientadas a evitar el despilfarro.
- En la medida de lo posible, concentrar el consumo eléctrico en las horas baratas, minimizando todo lo posible el consumo en las horas más caras.
- Mejora de los aislamientos de los procesos industriales que requieran frío o calor para reducir el aporte energético necesario.
- Mejora de los procesos de ventilación a través de equipos específicos para no depender de "abrir las ventanas" con la pérdida energética que eso implica.

3. Reducir los costes de fabricación. Es una parte clave de la ecuación para mantener los márgenes: si aumentan los costes de los recursos productivos, es imprescindible explorar mecanismos para reducir los costes de producción. Esto puede hacerse en dos líneas:
• Mejora de procesos: posiblemente exista un recorrido de mejora para los procesos productivos que se llevan a cabo, ahora más que nunca, es necesario realizar el análisis y la implementación de toda mejora en el proceso de producción que favorezca la reducción de costes y/o el incremento de productividad.
• Alianzas de fabricación: explorar la posibilidad de implantar sistemas de fabricación que puedan ser compartidos con otros fabricantes para aumentar la capacidad de producción conjunta.

4. Potenciar el mercado de proximidad. Es una forma de abaratar los precios de transporte y distribución, que puede resultar clave en estos momentos. Por ejemplo, algunas acciones a desarrollar serían:
• Acceder a nuevos nichos de mercado locales o directamente a los consumidores finales (por ejemplo a través del comercio online).
• Priorizar aquellos clientes más cercanos a nivel geográfico.

5. Aumentar el precio de venta. Como ya hemos comentado al principio es algo difícil en el sector agroalimentario, pero no imposible.  ¿Cómo?
• Alianzas de comercialización: Para acceder de forma conjunta a operadores de gran volumen (como supermercados y grandes cadenas de tiendas)  y estar en disposición de negociar un mejor precio de venta.

Nos esperan tiempos difíciles y la clave está en adaptarse de la mejor manera posible, sorteando los problemas y aprovechando las oportunidades.

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