¿Sabes si tu negocio va por buen camino? Mi recomendación para averiguarlo.

Las conclusiones a las que llegamos después de un análisis de datos están muy relacionadas con la forma en la que interpretamos la marcha de nuestro negocio; a qué le damos importancia, qué es lo que nos preocupa, hacia donde creemos que va nuestro sector, y otras consideraciones particulares y subjetivas.

Nadie duda que el análisis de datos facilita la gestión de un negocio. En primer lugar, porque aporta información concreta sobre cómo se comportan los principales indicadores como las ventas, los costes, el nivel de endeudamiento, la calidad, etc. También porque al automatizar la captura de datos y la presentación de los mismos (los llamados Cuadros de Mandos) se facilita la interpretación y el seguimiento, que puede hacerse de forma más frecuente.  Así, es posible anticipar determinadas oportunidades o situaciones de riesgo. Y en tercer lugar, porque permite establecer un modelo de trabajo respecto a cómo supervisar, delegar, informar, y en definitiva, tomar decisiones sobre asuntos de interés basadas en datos.

Por lo general, los informes de gestión responden a preguntas del tipo ¿Cómo sé que mi negocio va bien? ¿Cuánto de bien va? ¿Cómo puedo mejorar? Las situaciones de bonanza y buena marcha son siempre deseables, y nos llevan a relajarnos sobre posibles cambios futuros. Y si hay algo seguro, es que si hacemos algo que va bien o mejor que la competencia, no tardaremos a ser copiados; es cuestión de tiempo. Con lo que volveremos a estar en zona de peligro.

El buen camino también conlleva riesgos. Ir bien no quiere decir que no podamos fracasar. Cuantos negocios conoces que iban bien y que han desaparecido, tanto pequeñas como grandes empresas multinacionales, como Kodak, Nokia, Pan am, Concorde, Galerias Preciados, Barreiros, Banesto, Olivetti, etc... No existe el riesgo cero, siempre puede aparecer un cambio en el mercado que dé al traste con el mejor proyecto, cómo pasó con el fax, con la máquina de escribir o con el teléfono de sobremesa, por citar algunos ejemplos recientes.

Para poder aumentar nuestras posibilidades de mejora o evitar riesgos futuros necesitamos poner atención, no solo a si vamos bien sino, también a si no vamos mal. Es una diferencia tal vez sutil, pero muy importante.

Por eso voy a hacerte una propuesta: en tu próximo informe de gestión añade preguntas en la línea de ¿Cómo sé que mi negocio NO va mal? o ¿Cuánto de MAL va? Por ejemplo, si analizas el crecimiento de tu negocio como un objetivo de gestión, pregúntate si creces más o menos que otros ejercicios o si creces más o menos que tu competencia. Investiga tu sector y asegúrate que no están apareciendo innovaciones disruptivas que afectan a tus productos.

Analizar tu negocio desde esta perspectiva te puede resultar muy útil para anticiparte a posibles obsolescencias de tu modelo de negocio.

No se trata de ser pesimista. Se trata de encontrar puntos de mejora, incluso en situaciones placenteras, y por lo tanto, mantener activo tu propósito de optimización y crecimiento.

 

¿TE HA INTERESADO ESTA INFORMACIÓN? ¿TE GUSTARÍA RECIBIR POR EMAIL OTROS CONSEJOS PARA MEJORAR LA GESTIÓN DE TU NEGOCIO?

Suscríbete a nuestro boletín mensual y lo recibirás de forma gratuita en las próximas cápsulas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *