¿Es posible mejorar la manera de gestionar? Una vez definidos la estrategia y el plan de negocio, tras establecer las metas a largo plazo, los objetivos y los indicadores que nos permiten monitorizar el modelo, ¿Cómo podemos optimizar los procesos para obtener mejores resultados?
La clave está en desplegar una manera de gestionar que contemple el aprendizaje y la mejora en el propio modelo de gestión. Se trata de optimizar no solo lo qué hacemos, sino cómo lo gestionamos: 1) identificando nichos de mejora y 2) provocando a la acción. Es decir, seguir actuando en función del modelo definido y poner mayor atención a las posibilidades de mejora y a acelerar la puesta en marcha de las mismas.

El plan de trabajo se resume en 5 pasos:
- Planificar lo que vamos a hacer.
- Actuar: hacerlo.
- Anotar: registrar el resultado. Lo que hemos producido (el output) y los recursos utilizados (input).
- Analizar: Utilizar la potencia del análisis de datos de negocio o Bussines Inteligence para encontrar correlaciones y nichos de mejora, procesos ineficientes, caída de la productividad, aumento de fallos, demoras.
- Decidir: que vamos a cambiar (y volvemos a empezar).
En este proceso, podemos diferenciar:
- Mejoras de primer nivel: las que suponen mejorar el resultado de lo que hacemos. Es lo que se conoce como "mejora del desperdicio o despilfarro" (demoras, transporte, sobre-proceso, inventario, movimientos, defectos y creatividad).
- Mejoras de segundo nivel: las que consisten en mejorar el proceso de gestión o de detección, incluyendo aquellos indicadores que permitan identificar posibilidades de mejorarlo.
- Actores: en el momento de buscar posibles mejoras, es importante considerar el punto de vista de los diferentes actores que intervienen en la organización: clientes, trabajadores, proveedores y accionistas. Al incluirlos, no solo ampliamos el ámbito de los procesos de mejora, también reforzamos la cultura organizativa centrada en la optimización del resultado.