La pirámide de necesidades empresariales es una metodología que jerarquiza las diferentes necesidades de una organización para diferenciar aquellas más básicas, que requieren ser satisfechas de forma prioritaria, de otras más complejas, que pueden ser atendidas posteriormente.
Esta metodología se centra en identificar los diferentes niveles de las necesidades que tiene toda organización para satisfacer en primer lugar las más básicas y después, otras más complejas. También permite identificar a qué nivel (de necesidad) afectarán determinadas acciones, por lo que resulta muy útil para directivos y empresarios que desean organizar y priorizar su plan de acción.
Siguiendo la teoría de las necesidades humanas formulada por Abraham Maslow en 1943, que afirma que las personas satisfacemos nuestras necesidades de una forma escalonada; atendiendo primero las necesidades más básicas y personales (fisiológicas y seguridad), para atender después otras de relación (afiliación y reconocimiento) y por último las que dan sentido a la vida.
En las empresas sucede algo similar: es necesario atender primero las necesidades de efecto inmediato (las que hacen posible cobrar y pagar) para que, una vez satisfechas, pasemos a ocuparnos de otras superiores y de mayor relevancia para la estrategia empresarial (como son el beneficio, la representación, etc).
Así, atendiendo a su nivel de urgencia, las necesidades empresariales se organizan en función de la siguiente pirámide:
- Necesidades de Solvencia: Poder pagar y cobrar. Son las necesidades más básicas y las primeras que hay que satisfacer. Si no tenemos la seguridad de que dispondremos de suficiente tesorería para poder atender los pagos inmediatos, nuestra atención se concentrará en este aspecto y quedarán condicionadas el resto de decisiones. Son necesidades de carácter inmediato y de una proyección de 2 a 3 meses.
- Necesidades de Rentabilidad: responden a la necesidad de poder trasladar al futuro la seguridad de solvencia y de generar el beneficio necesario para mantener el negocio en marcha. Son necesidades de medio plazo, con proyección que va de unos meses a poco más de un año.
Conforme crece la empresa y madura el mercado, es necesario alcanzar una dimensión mínima que permita mantener la capacidad competitiva. Es decir, que permita obtener el suficiente beneficio para generar la rentabilidad que mantendrá el interés de los inversores para realizar las inversiones necesarias.
La dimensión va a condicionar el modelo organizativo, y el producto o servicio el tipo de proceso en base a los cuales se organizará la empresa
- Necesidad de afiliación: Responde a la necesidad de proteger los intereses del negocio o sector para garantizar su continuidad bajo la idea de que unidos tendremos más fuerza. Son necesidades que se proyectan a unos años.
- Necesidad de riesgo: Una vez el negocio funciona en el corto y en el largo plazo, es el momento de diversificar para reducir el riesgo, apostando por nuevas áreas de negocio donde poder desarrollar nuestro know-how o nuestra ventaja competitiva.
- Necesidad de autorrealización: Alcanzado el éxito, aparece la necesidad de proyectar dicho éxito a la sociedad, ayudando a solucionar problemas estructurales, ya sea mediante ayudas, mecenazgos o a través de la creación de fundaciones. (Pensemos por ejemplo en Bill Gates, propietario de la empresa Microsoft, conocido por su filantropía y por haber contribuido -entre otras cosas- a erradicar la polio del planeta).
Los niveles de la pirámide de necesidades empresariales son siempre inestables; es decir, se satisfacen y vuelven a aparecer. A lo largo del día, la semana u otro periodo, los diferentes niveles se van manifestando para reclamar nuestra atención. Para gestionar los diferentes problemas que van apareciendo, es recomendable atender a su urgencia (primero los niveles inferiores de la pirámide) e intentar dar con soluciones que atiendan a las demandas de necesidades superiores.