El otoño es una época del año que invita a la revisión y a la reflexión. Desde Sinergies, te proponemos un sencillo ejercicio para re-ordenar tu mente en este periodo de cambio.
Estos días hay algo especial en el ambiente, baja la temperatura, refresca por las noches, el día es más corto y se advierte lo que todos ya sabemos: ha llegado el otoño. Esta nueva estación meteorológica no sólo implica un cambio de condiciones climáticas, es además, un cambio de tendencia. Pasamos de alargar el día a acortarse, de más calor a menos. Es el llamado fotoperiodo.
Podríamos decir que la naturaleza nos ha regalado durante la primavera y el verano la mejor versión de sí misma a través de colores, sonidos y formas y hemos podido disfrutar de expresiones de vida allí donde hemos mirado y observado.
Ahora, los colores cambian y se apagan, los sonidos se vuelven graves y se alejan o desaparecen, y las formas, ya cansinas, nos recuerdan que el paso del tiempo no es baldío.
Es la propia naturaleza la que nos recuerda que la vida se compone de ciclos cortos y cambiantes dentro de otros ciclos que también son cambiantes. Después del día llega la noche, después del verano llega el invierno, después de la actividad llega el sueño; y en cada ciclo, algo queda, algo cambia, algo desaparece y algo se renueva. Es el proceso silencioso de vivir y morir, transformarse sutilmente para seguir avanzando, dejando, aprendiendo. Es un renacer en cada etapa.
Aunque son cambios muy significativos, también son cambios locales, nos pasa a nosotros y le pasa a cada hemisferio del planeta, pero nadie diría que la galaxia está cambiando por ello. A nosotros nos sucede lo mismo; tras un cambio importante hay una esencia que permanece: hay algo que cambia y también hay cambios que no son apreciados desde fuera, al menos de momento. Como el árbol que cada año renueva gran parte de sus raices y no se aprecia, pero esta renovación es crucial para su alimentación.
La etapa que llamamos primavera-verano es una etapa, de creación, de manifestación, de reto; quizás las mejores palabras para definirla serían salir, aventura, diversión y compartir. La siguiente etapa, la de otoño-invierno que ahora comenzamos, es una etapa de cierre, revisión, en la que vienen a la mente ideas como reflexión, entrar, recogimiento y sentido.
Este momento de otoño, es buen momento para hacer revisión de nosotros mismos, ya sea como personas o como empresas.
Una manifestación de que el fotoperiodo también nos influye, es que los balances y planes empresariales (en el hemisferio norte) se hacen precisamente en el periodo invernal. Esta época es momento de pensar en cómo ha ido el ciclo que termina; qué ha ido bien y qué no, qué nos ha hecho disfrutar, dónde hemos sufrido, dónde no hemos estado a la altura y qué es necesario corregir. También es recomendable pensar en qué queremos hacer y ser en el próximo ciclo para seguir siendo una buena manifestación de nosotros mismos y en base a ello descubrir qué queremos mantener de nuestra identidad, qué es necesario cambiar al haber madurado y qué debemos incorporar para afrontar los nuevos retos.
Como el gusano de seda que hace el capullo para que salga de él una mariposa, de esta reflexión saldrá un nosotros renovado, actualizado, mas anclado en nuestra identidad y mejor preparado para los nuevos retos que vamos a afrontar.
Ejercicio de reflexión para el otoño
Te propongo que hagas esa revisión para ver qué hay de ti, qué debes soltar y qué tienes que incorporar.
Para hacerlo correctamente, debes contemplar sin juzgar si está bien o está mal, ya que lo que sale todavía no tiene forma ni sentido, es tan solo parte de algo que se empieza a manifestar.
- Toma una hoja en blanco y durante un buen rato, el que necesites, no hagas nada más que mirar la hoja. Deja que aparezcan en tu mente palabras que relaciones con tu concepto de primavera-verano.
- Escribe lo que surja y no busques interpretar, poner orden o sentido. Permite que simplemente salga.
- Toma otra hoja de papel y haz lo mismo con el concepto otoño-invierno. Debe ser un proceso independiente del anterior, sin buscar simetrías, antagonismos o complementarios.
- Escribe lo que haya aparecido en tu mente.
- Céntrate de nuevo en el periodo primavera-verano, revisa todas la palabras que has escrito, quizás en este momento te aparezcan palabras nuevas, inclúyelas; escoge aquellas que te gustan más, las que tienen un significado especial o que las percibes más atractivas; elimina aquellas que ya no te digan nada más que su significado o que las veas envejecidas o pertenecientes a un pasado que ya no es. Al final quédate con 4-6 palabras, y date cuenta si te sientes cómodo con ellas, si te sientes identificado y si resuenan en tu interior. ¿Ves alguna relación entre estas palabras y el concepto que tienes sobre la vida, hacer, el compartir, los demás?
- Haz lo mismo con el periodo otoño-invierno y cuando tengas esas 4-6 palabras seleccionadas mira si te sientes cómodo con ellas y su significado para ti. ¿Te dicen alguna cosa? ¿Ves alguna relación entre estas palabras y el concepto que tienes sobre el sentido que tiene para ti la vida, el ser, tu vida interior, tu identidad?
Como el Yin y el Yang son dos partes de un todo, ya tienes dos formas de pensar en ti en tu sentido de la vida y en como lo pones en práctica.
Espero que te haya sido de provecho. Repite este ejercicio una o dos veces al año y observa los cambios que se van produciendo en ti como persona y como integrante de una sociedad.